
El reloj marca las 15:23. Maldita sea. La tipa que estaba antes que yo hizo demasiadas preguntas al comprar su ticket. Así que llego a las rieles justo para despedirme de la puntualidad. Sin más remedio, me siento en las bancas heladas a esperar el siguiente tren. Hoy mi relato es tan corto como el tiempo libre del que dispongo. El día de hoy, mi relato es en tiempo real.
15:26: acaban de avisar que el tren está por llegar. Puedo jurar que la pareja frente a mi es del Nor-Oeste de India porque todos en Amritsar eran iguales a ellos. Él tiene casi 1.90mts y su cabello es tan largo que estoy seguro que nunca se lo cortaron. Ella también es flaca. Ambos son Sikh y hablan en Hindi. Aún así, él viste una casaca de la selección Argentina de Fútbol.
15:29: subo al tren y me acomodo en un asiento con mesa.
15:30: el tren parte. Sorprendentemente, lo hace con sólo 2 segundos de retrazo.
El título de esta historia es resultado de mis vacaciones en Perú. No sé si te pasa igual, pero es terrible el retorno a la vida diaria. Por un lado, es muy jodido despedirse de la familia. Hoy, por ejemplo, me gustaría estar con mis viejos celebrando el Día del Padre. Por otro lado, la sonrisa y el bronceado que uno trae de casa duran muy poco debido al trabajo acumulado. Así que durante las siguientes 3 horas, me escapo en tren de un mar de obligaciones.
Ayer Sábado, mi único momento de entretenimiento consistió en ver un partido de fútbol. Lo disfruté porque la apasionada España venció a Suecia – la siempre estoica. Tras haber visto ganar a la selección de mi abuela, me voy a la cama queriendo soñar que Perú le gana a Colombia. Sin embargo, no basta con soñar y al despertar deseo que al menos mis hijos vean a Perú regresar a un Mundial de Fútbol.
Hoy Domingo estuve trabajando desde la mañana y recién ahora, 15:41, voy camino a pasarla bien. En pocos minutos me encontraré con una amiga Inglesa que es más Peruana que yo; con una Mexicana y con su esposo Sueco – a quién disfrutaré al preguntarle si vio el partido de ayer. Por esa misma razón, espero no encontrarme con un Colombiano.
A las 15:39 el cobrador cordialmente me pide mi ticket y el adolescente desorden de mi maleta, nos hace perder la paciencia.
Después de una página y algunos minutos, les cuento que entre todos mis quehaceres hay uno que destaca. Como no tenía nada que perder, a fines del año pasado envié un par de abstracts (pequeños comerciales de la investigación que haz hecho o planeas realizar) a los organizadores de la IV Convención Mundial de Violencia Escolar. Muy a pesar de mi pánico escénico, ambos fueron aceptados. Me hubiera gustado trabajar ambas presentaciones con tiempo, pero mi equipo es pequeño y la tarea que tenemos (coordinar una campaña internacional contra este tipo de violencia), es titánica.
15:47: acabamos de llegar a Clapham Junction y la señora del costado, la que esconde la estrella de David en las profundidades de un valle empinado pero artificial, acaba de despertarse. Sobresaltada, se percata que llegó a su destino y logra bajar justo antes que el tren arranque.
Otra vez, emprendemos el viaje. Son las 15:50 y dejamos atrás la estación más ocupada de Gran Bretaña. Una vez que el conductor escoge qué carril tomar, acelera un poco y dos minutos más tarde mantiene la misma velocidad – tal como viene haciendo mi país.
A pesar de los sesgos de haber ido de vacaciones y de haberme movido en contados rincones de mi cuidad, puedo asegurarles que Lima vive una bonanza que nunca antes le vi. Para compartirlo basta un ejemplo: el ocio. Las colas del cine jamás fueron tan largas, nunca tuve que comprar por adelantado las entradas al teatro y en la vida vi tantos comensales y tantos restaurantes nuevos. Aún así, es insoportable ver a Alan García a diario vanagloriándose del desempeño económico del país - 1)como si hubiera hecho algo más que seguir con el plan de gobierno de Toledo; 2) como sin con eso borrara de nuestra memoria su período anterior.
15:54: el tren se detiene muy cerca del London Eye. Así que supongo que la estación de Waterloo debe estar llena.
15:56: grabo este texto, no vaya a ser que lo pierda.
Seguimos esperando un cupo en Londres. De la misma manera, España y Perú esperan un cupo en la siguiente etapa de la UEFA y las eliminatorias del Mundial Sud-Africa 2010, respectivamente. Por mi parte, sólo espero que las presentaciones que me llevarán el próximo Sábado a Lisboa me permita anotar dos memorables goles en mi carrera. Hasta ese entonces, estoy seguro que seguiré con mil cosas que hacer.
15:59: Llegamos a Londres así que te dejo. No quiero que mis amigos piensen que todos los Peruanos somos impuntuales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario