9 jul 2008

Nunca más



Juro que nunca más aceptaré separarme de mi mujer por tanto tiempo. Desde que empezó su doctorado, Natalia me dejó en dos oportunidades. En ni viudo ni soltero, conté sobre las 6 semanas que duró el piloto de su doctorado y mi piloto en la cocina. En la segunda oportunidad, en Busco amante, aproveché para contar sobre mis planes de ponerme en forma. Después de 4 meses, confieso que la única forma en que logré ponerme fue más redondo.

Juro que nunca más engordaré tanto como en estos últimos meses. Al no tenerla al lado, confieso que mi ingesta de alimentos se vulgarizó siniestramente. Aún así, mi sobrepeso no sólo puede ser explicado por mi discapacidad culinaria. Justo hoy me percato que en este tiempo, la comida no sólo se transformó en bolo alimenticio sino en una especie de premio consuelo para sobrellevar la soledad. Es como si los kilos extra de mi cuerpo quedaron a manera de vestigio de aquellas reservas de ánimo que quemé al afrontar momentos tanto tristes como aburridos. Dado que esta temporada está por expirar, me alegra saber que la dieta de mi esposa me permitirá reducir el grosor del wetsuit que visto a diario.

Finalmente, juro que no más priorizaré el futuro para olvidarme del presente. Si bien el doctorado es una gran inversión académica y profesional, pasar tantas semanas alejados fue un costo demasiado alto. Antes que tomáramos esa decisión, creía ser más fuerte. Antes que Natalia partiera, quería creer que bastaría pasar un tiempo juntos al medio para poder sobre-vivir las 13 semanas restantes. Pero estaba equivocado. La mejor prueba de esto es que tanto mis formas como mi fondo quedaron severamente afectados por su ausencia. Al no haber certezas de lo que nos depara el futuro, no más correré el riesgo de separarnos así.

Felizmente, en unas horas nos re-encontraremos en el aeropuerto. A partir de ese momento, volveré a sus abrazos, a ser su confidente y podremos al fin, mearnos de la risa.

Bienvenida a casa Naty.

No hay comentarios: