
El hombre araña era mi súper héroe favorito y mis viejos lo saben mejor que nadie. Mi devoción por él era tan grande que el día que me quede calvo quedará al des-cubierto la única marca que tengo en el cuerpo: una cicatriz que con 12 puntos me logró convencer que mi “tela de araña” no era de fiar. Años más tarde, mis hormonas desordenaron mis prioridades y Arthur Herbert Fonzarelli se convirtió en mi modelo a seguir. Ayer, caminando de vuelta a casa, no pude evitar esbozar una trilce sonrisa al ver un póster que anunciaba que muy pronto el Fonz vendrá a Woking.
Después del hombre araña, Fonzie pasó a ser mi súper héroe favorito porque me atraían muchísimo sus físicamente inteligentes admiradoras y porque su estereotipada imagen le daba algo de sentido a mi vestir. A él le debo mi primera casaca de cuero y varias escenas en las que no tardé en comprobar que ser mujeriego no me queda bien. Del Fonz también aprendí que aquellos urgidos por llamar la atención no tuvieron infancias felices y que la vida, casi siempre recompensa a los que de jóvenes fueron nerds. De sumar todos estos argumentos, sería injusto negar el gran impacto que este personaje tuvo en mi vida y por ello, me es imposible dejar de sentir lástima por la carrera de Henry Winkler, el actor que lo interpretaba. Poniéndome en sus zapatos, debe ser terrible no poder competir contigo mismo y que la gente te siga identificando por un personaje que dejó de existir 25 años atrás. Como todo un héroe caído, el Sr. Winkler está a punto de dejar morir cualquier rastro del glamour de su chamarra de cuero para vestirse de pirata e interpretar al Capitán Garfio en el Teatro New Victoria de Woking. A pesar de tan pesimista sentencia, estoy seguro que la ilusión que sentiría al verlo sería muy similar a la de aquellos nostálgicos rockeros que en Lima recientemente fueron a ver a los dinosaurios de Toto y Air Supply, entre otros.
En esta etapa de vida me pregunto ¿cuáles serán los héroes de mi(s) hij@s?, ¿bajo qué pautas los elegirán?, ¿en qué tipo de medio seguirán sus aventuras? y ¿por cuánto tiempo les durará el fanatismo? Digo esto porque sólo dos héroes me acompañan desde que era niño. Quizá sus poderes no sean tan audiovisualmente espectaculares como saltar de un edificio a otro o tronar los dedos y hacer aparecer chicas bobas, pero a mis 32 años valoro mucho más nuestras triviales aventuras y últimamente: a) su esperanza a pesar que ya no más vivimos aquellos “Días felices”; b) los engreimientos a pesar de la distancia; y c) los cojones de reinventarse profesionalmente pasados los 50. Aunque ya este un poco viejo para esto, hoy confieso que mis viejos son mis únicos héroes y que espero que sus nietos coincidan conmigo.
Más información sobre:
Fonzie
Henry Winkler
Peter Pan en Woking
Trilce
2 comentarios:
Bueno compadre como te dije en el chat: Estos es una gran verdad como una catedral.
Conforme te vas haciendo mayor te das cuenta que los verdaderos heroes los tienes al lado y no en la pantalla de television o el cine.
Una semana después de colgar a esta historia, bajé al gimnasio del edificio, se abrió la puerta del ascensor y apareció Henry Winkler.
Mi reacción fue espontáneamente espantosa. Detuve bruscamente la conversación que mantenía con Naty, regresé 2 pasos para estrecharle la mano y decirle que era un absoluto placer conocerlo. Reaccionó como debe haberlo hecho un billón de veces y dijo que para él también. No sabiendo que más decir, le desée lo mejor y el repitió su línea anterior.
Después de 8 pasos, llegué al gimnasio, me miré en el espejo y me percaté que Natalia se reía aún más de lo que yo me reía de mi mismo.
Publicar un comentario